Resulta que como es de costumbre yo estaba al lado del grupo entrometida escuchando lo que decían y viendo cautelosamente cada una de las acciones de Don Quijote. Pues resulta que los caballeros estaban discutiendo entre la cosa esta del yelmo que era bacia, y del jaez que era albarda. El barbero el cual insistía e insistía que eran una bacia y una albarda. Los caballeros se pusieron a molestarlo e incluso hicieron una votación, la mayoría apoyando a que los tales objetos no eran ni más ni menos que yelmo y jaez. En cada momento que pasa simplemente me doy cuenta de que los hombres son sumamente venenosos y les fascina molestar. Al final una cosa llevo a la otra y los caballeros se pusieron a pelear. Como TODAS las mujeres sabemos, a los caballeros solo pleito les gusta armar. Después del un rato de pelea, creo que se cansaron y pues cesaron de pelear.
Yo creo que he estado concentrada también en lo que pasa con los otros miembros de esta loca aventura, y pues en realidad creo que eso me tiene muy deteriorada; estoy realmente agotada. Hoy pues decidí concentrarme nada más que en el viejo Don Quijote.
Al rato, Don Quijote se fue a sentar en una silla que había por allí. De pronto, llegaron a la venta unos hombres muy bien vestidos, parecían policías. Resulta que eran los miembros de la Santa Hermandad. Lo vieron de una forma extraña y fue ahí cuando me acorde del incidente que había ocurrido cuando Don Quijote liberó a los delincuentes. Esta situación me daba muy mala espina. Paso un rato, todo ocurrió tan rápido. Fue en cuestión de momentos cuando se querían llevar Don Quijote arrestado. Él por supuesto se estaba oponiendo. Por alguna clase de milagro no lo metieron a prisión; le dieron como una oportunidad.
Cambiando de tema completamente, Don Quijote fue al rato, a decirle a Dorotea, para él la Princesa Micomicona, preguntandole que cuando iban a partir. Sancho pues al escuchar esto le dijo a Don Quijote que Dorotea estaba por decirle de cierta forma, "coqueteando" con Don Fernando. Él por supuesto como era de esperarse, se enfado tanto que se puso a gritarle y a insultar al pobre de Sancho, el cual solo trataba de decirle la verdad. Dorotea tratando de arreglar en enredo, dijo que lo que Sancho había visto había sido un encantamiento; gracias a esto Don Quijote se calmó.
Al rato después el cura se vio algo sospechoso, así que me acerqué a ver que era lo que sucedía. Estaban tratando de llevarse a Don Quijote de vuelta a casa. Yo pues muy anticipadamente, sabiendo lo que iba a suceder fui a empacar mis cosas porque sabía que muy pronto partiríamos.
Fui a pagar mi cuenta. No se como hicieron pero cuando regrese, habían metido a don Quijote en una jaula. No supe como lo lograron pero el punto es que lo metieron ahí, y pues partimos de la venta. Sancho detrás de ellos, y yo pues cerca, con mi capucha negra, siguiendolos, respetando lo que mi trabajo demandaba.
Caminamos por un largo rato, cuando de pronto aparecieron unos muy atractivos jinetes a caballo. No pude escuchar muy bien lo que dijeron, pero estoy casi segura de que preguntaron que era lo que sucedía debido a que llevaban un hombre en una jaula. Trate de acercarme lo más posible. Resulta que le dijeron al jinete que era que el hombre que iba allí dentro, estaba encantado y pues debía ir enjaulado por la misma razón. Sancho en ese momento se enfureció y le dijo a los caballeros muy fuertemente que su amo no tenía ningún encantamiento. El cura después de esto (yo no pude escuchar pero lo supuse), les explico la verdadera razón.
Al rato pues lo ultimo que me di cuenta fue que su pusieron a hablar de los libros de caballería, de la valentía y de blah, blah, blah. No quise prestar mucha atención, porque definitivamente no era un tema que me interesara mucho. Así que me senté, y me puse a escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario