sábado, 1 de mayo de 2010

Los buenos pastores defendiendo a sus obejas.

Capítulo 18
Cuando ya salimos de la venta me logre ocultar. Don Quijote y Sancho se pusieron a discutir, ya que Don Quijote no dejaba la boba idea de que esa venta estaba encantada. Sancho le dice que no lo estaba. Así se pasaron un largo rato discutiendo y discutiendo, ya me tenían harta.

Seguimos caminando, cuando de pronto se empezaron a levantar dos nuebes de polvo, una en frente de la otra. En eso sale don Quijote con el disparate de que esas nubes de polvo eran dos ejercitos, los cuales iban a combatir. Empezó a mencionar un monton de supuestos grandes luchadoros en esta batalla, con el deseo de prevenir a Sancho. Don Quijote decía que esta batalla se originó por la mano de una dulce damicela.

Me fije un poco más de cerca para ver exactamente que era lo que se acercaba. Cuando me fije cautelosamente, me di cuenta de que se trataban 2 grandes rebaños de ovejas.

No logro comprender como un hombre adulto, de dos rebaños de ovejas, logra inventarse semejante disparate.

En eso Don Quijote dijo que se iba a unir a la pelea.

Los pastorcillos, como vieron que un hombre parecía que quería atacar y pelear con sus obejas, le empezaron a tirar rocas, las cuales le causaron fuertes heridas a Don Quijote.

De las heridas causadas por las rocas, segun la conversación que logre escuchar de ese par, Don Quijote perdió varios dientes. Esta chimulo, lo cual me provocó algo de risa.

De repente a estos dos les agarró hambre, así que aproveche y me comí mi pequeña manzanita. En eso me doy la vuelta y veo que no estan comiendo nada. Resulta que Sancho dejó olvidadas las alforjas con la comida. Me dió un poco de lastima, ya que ese par no tenía nada nada de comer.

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