sábado, 31 de julio de 2010

Capítulos 36, 37, 38


Acabó la historia de los dos amigos. Una  historia sin igual, me fascinó. Me puse de pie muy discimuladamente, y le fui a pedir algo de tomar a la mujer que estaba en el mostrador. Mientras le estaba pidiendo el refresco, me di cuenta de que el ventero estaba asomado en la puerta de la venta, al parecer, emocionado, porque nuevos clientes se acercaban, o así mi cabeza lo supuso. 
En realidad no me importó lo que estaba haciendo el ventero, asi que decidi sentarme a tomarme mi refrescante mi bebida en una retirada mesa. 
En eso entraron a la venta, tres hombres, y una mujer. Vaya que era una mujer mi linda y bien vestida. Muy elegante. 
Como una periodista que soy, yo observo todo, y de vez en cuando invento algunos chismes. Pero esta vez estaba segura de lo que habia visto. Volteé mi cabeza hacia donde estaba la damita de Dorotea, la cual estaba observando con muchisima cautela, casi ni parpadeaba, a uno de los hombres que había llegado a la venta. Eso me pareció bastante interesante...y me dieron muchas ganas de saber más y más. 
Despues también paso algo parecido con Cardenio con la mujer que había llegado. Se veía muy interesado en ella y decidí saber un poco más.
Me acerque a ellos y a cada uno les pregunte su nombre. Cuando me los dijeron, todo en mi cabeza se conecto, simplemente no lo podia creer, eran ni más ni menos que los mismisimos Lucinda y Don Fernando, los miembros de los cuentos de Cardenio y Dorotea. Me aparte y solamente decidí observar. 
Los cuatro: Cardenio, Dorotea, la tal Luscinda y Don Fernando se pusieron a hablar. Luscinda si más no recuerdo, había sido la enamorada de Cardenio, él cual al verla llegar con Don Fernando, por medio de la conversación que habían comenzado, parecía que quería apoderarse nuevamente de su dama Luscinda. 
Sancho que se había retirado por un momento, luego se regreso y creo que al igual que yo se pusó a escuchar lo que los cuatro decían. Una cosa llevo a la otra, y de repente, Sancho Panza, el que estaba cada día mas loco, se terminó de enterar que el verdadero nombre de Dorotea no era Micomicona, sino que era Dorotea. Yo al observar su cara, en realidad me dió un poco de tristeza al ver como todas sus ilusiones y sueños se venían al suelo. 
Él de verdad creyó que Dorotea era una princesa, y que algún día el tendría su bella propiedad, pero asi de repente, todas las iluciones que en su cabeza se albergaban se desplomaron. Me dió tristeza por Sancho no solamente por que sus sueños se hallan desplomado, sino también porque iba siguiendo el camino de Don Quijote, cada vez se volvía mas loco. 
Al rato después me di por enterada de que el Caballero de la Triste Figura  había despertado, asi que decidía acercarme un poco más a ambos. Sancho con el alma entristesida trato de explicarle lo que había sucedido con la princesa Micomicona, pero estoy casi segura qde que el hidalgo no le prestó la más minima atención.  Don Quijote le conto un poco sobre su batalla contra el gigante. Oh pobre don Quijote, con su locura incurable. Todo emociónado decía que habían riós de sangre y que lo había remantado. Oh pobre don Quijote con su infinita e increible imaginación. Su locura crece con el paso de los días y en realidad no tengo idea hasta donde pueda llegar. Lo unico que puedo hacer por el momento es escuchar, meditar y tal vez reirme un poco. 
A la hora de la comida todos se reunieron incluyendo a Don Quijote. Yo pues obviamente bien camuflada me escondi dentro de una enorme vasija de barro, la cual era oscura, pero comoda. Don Quijote se pusó hablar de los soldados de la guerra, de como ellos eran tan poco remunerados, y que en realidad eran los verdaderos hereoes. Criticó a los letrados de que aunque ellos no fueran heroes se les tenía mucho repeto, en cambio a los pobres soldados no. Hoy fue el primer día en que en realidad escuche a don Quijote hablar sobre algo que tuviera cierto sentido. Por primera vez no menciono ni magos, ni princesas, ni gigantes, unicamente gente normal. 

1 comentario:

  1. Una lectura sumamente cuidadosa y una interpretación adecuado al personaje que representás. Excelente.

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