El drama y las buenas nuevas en esta aventura que decidí emprender persiguiendo a Don Quijote, hace ya vario tiempo, simplemente no se detienen. Hoy sucedió algo que simplemente yo no creí posible del todo, algo que jamás me espere, una verdadera sorpresa.
Estábamos pues todos en la venta; yo estaba leyendo un poco y comiendo una pequeña golosina. En realidad estaba bastante tranquilo. La venta estaba relativamente callada y llena de paz. Yo me sentía completamente relajada. De pronto, como ha sido muy normal durante estos últimos días entraron nuevas personas a la venta. Me acerque un poco para ver quienes eran ya que ahora todas las personas que entran a la venta tienen algo que contar.
Me quede rato observando y escuchando hasta que por fin logre saber quienes eran. Eran un oidor, el cual venia acompañado de su hija Clara y de unos escuderos. Lo de los escuderos realmente me impacto porque creía que únicamente Sancho Panza tenía ese trabajo.
Disimuladamente me pedí una bebida y me fui acercando cada vez un poco más para escuchar lo que sucedía bien claro. Resulta que el nombre del oidor es Juan Pérez. Cuando se supo su nombre el cura hizo una expresión rara, como si algo le hubiera impactado mucho. No le tome mucha importancia, porque pudo haber sido cualquier cosa, incluso pudo haber sido que una hormiga lo pico o algo por el estilo.
Creó que no fue una hormiga, porque el cura le empezó a contar la historia del cautivo al señor oidor. En ese mismo instante, fui rápidamente a preguntarle a la mujer que se encontraba en el mostrador el nombre del cautivo. Era apellido Pérez. En ese instante todo se me aclaro. ¡El cautivo es el hermano del oidor! Eso fue algo realmente increíble por dos razones distintas. La primera porque fue una enorme coincidencia, y la segunda porque me sorprendió el saber que la historia del cautivo era real, porque a decir verdad, tenía mis dudas acerca de la verdad de esa historia.
Al igual que yo, el oidor rápidamente captó lo que estaba sucediendo. Pronto se reunieron ambos hermanos. Fue tan increíble ver la cara de felicidad que tenían ambos caballeros.
Luego de pronto, se empiezan a escuchar una voz tan melodiosa, perfecta y cálida en las afueras de la fiesta. Me di cuenta que no era la única que las escuchaba, si no que Cardenio y que la dama rubia de Dorotea, también. Yo me sentía como si estuviera escuchando a un mismísimo ángel cantar. Dorotea fue rápidamente a despertar a la hija del oidor, la cual si mal no recuerdo su nombre era Clara.
Aquí empieza nuevamente otra novela. Resulta que el que cantaba, es un vecino de la tal Clara. Ambos se enamoraron y querían casarse. Eso fue tan romántico, él se vino persiguiéndola hasta aquí, únicamente para mantener la llama del amor entre ellos dos. Pensé que aunque yo fuera la persona mas entrometida del planeta, debía darles su espacio; así que me retiré y deje a los dos jóvenes enamorados charlar.
Me acordé de la verdadera razón del porque estaba ahí, así que rápidamente fui a ver como esta el famoso hidalgo. Cuando llegué a verlo estaba Don Quijote expresando su más profundo amor hacia Dulcinea su amada. Ya en realidad yo me acostumbre a escucharlo, así que simplemente lo observe. Maritornes y la hija del ventero, se reían a carcajadas, y le hicieron una terrible maldad. Lo ataron, y lo dejaron amarrado a un cerrojo. Me dió tantísima lastima el ver a Don Quijote. Me sentí con muchas ganas de ir a ayudarlo, pero debía, por mas que quisiera, conservar mi posición.
Sentí que simplemente ya no podía aguantar más ver al pobre viejo en esas condiciones y sin tener potestad de hacer algo por el, así que me retire y me fui a dormir.
Estaba tan cansada que caí dormida rápidamente. Ya de madrugada, se empezaron al oír un montón de ruidos y voces, así que me levante para ver que era lo que estaba sucediendo. Eran unos caballeros molestando al pobre de Don Quijote. Todos se despertaron también. Uno de los caballeros de nombre Luis, llega y anuncia que esta enamorado de Clara y que desea casarse con ella. Eso me dió tantísima cólera, le estaba quitando el lugar al otro hombre, el de la voz magnifica. Luego ocurrió que dos de los huéspedes de la venta trataron de escabullirse de la misma sin pagar, pero no lo lograron.
Aparte de ese pequeño problema, luego pasó que el barbero empezó a decir que Don Quijote le había robado su bácia. Sancho de pronto llega a defender a Don Quijote, mintiendo acerca de lo que realmente había sucedido.
Ya yo personalmente estaba muy agotada y no quise escuchar más, así que me retire a mi aposento y me fui a dormir.
Me encanta la nueva apariencia, sumamente refrescante. Veremos qué pasa ahora!!!
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