viernes, 1 de abril de 2011

Capítulos 28, 29, 30

Después de que fueron fuertemente las lastimados, Don Quijote y Sancho eminentemente salieron correiendo de allí. Despúes de huir, los caballeros se pusieron a discutir, porque como típico hombre, no logran aceptar que ambos tuvieron la culpa. Sancho me hizo pensar de que había amanecido con espiritu revolucionario ya que se puso a reclamarle a Don Quijote que todo lo negativo, todas las incomodidades y dolores que el pasaba eran por culpa de él (lo cual en parte era muy cierto). Si hay algo que yo aun no logro entender sería el por qué es que Sancho siempre le hace caso a Don Quijote en todas y cada una de las locuras y ridiculeses que él se propone. Supongo que esta será siempre una respuesta inconclusa en mi cabeza por el resto de mis días porque estoy segura que nadie nunca me la contestaría. Proseguimos nuestro camino. En eso, Sancho le dijo a Don Quijote que el iba a regresar a su casa. Yo no lo podía creer. Sancho le decía que no era posible de que nunca se le pagara lo que se le debía y que todo lo que Don Quijote le prometía lamentablemente todo concluía en promesas y deseos inconclusos. En eso, Don Quijote se puso rojo como un tomate y apretó los puños. Esta tan enojado con las palabras de Sancho que en eso empezó a insultarlo de una manera, que yo tan solo escuchando le que decía me dolia en el alma. Le repetía un sinfin de veces que el era una asno y que siempre lo sería. Sancho obviamente muy dolido por las bruscas palabras de Don Quijote, se puso a llorar. Me dió mucha lastima el pobre de Sancho, tanta, que hasta me dieron ganas de ir a abrazarlo y consolarlo. A pesar de que suene como un trabajo sencillo, el aguantar las locuras de Don Quijote, y tener que lidiar con ellas durante todo el santo dia es cosa dificil. Después de este acontescimiento, llegamos a una alameda.

Yo me encontraba verdaderamente agotada, asi que rapidamente me puse mi capucha y entre a la alameda. No supe nada de lo que haya sucedido después, pues caí como muerta en una cama. Lamentablemente, al día siguiente me tuve que levantar, no podía dejar a un lado la verdadera razón por la cual yo seguía aqui y ponerme a descansar en vez luchar. Desdichadamente, el seguir adelante fue una de las peores decisiones que tome ya que caminamos durante dos días seguidos. Yo estaba literalmente a punto de morir del cansancio hasta que por fin llegamos a un pueblo llamado Ebro. Cuando llegamos divisiamos un bote, comun y corriente, el cual no contaba con remos ni velas. Como era de esperarse, Don Quijote dijo que este era un barco encantado o algo asi, y que el debía subirse ya que el iba en busca de aventuras, y que además debía rescatar a un tal muchacho. Sancho y Don Quijote se subieron al bote. Note que era un bote pesquero, sin embargo no logre subir ya que yo soy una mujer y las mujeres no subimos a bordo de los botes pesqueros. A mi por supuesto, me toco seguir el curzo del bote por la orilla del río. Al rato, sin saber que fue lo que sucedió arriba, logre ver como lanzaron por la borda a Don Quijote y a Sancho. Ni don Quijote ni Sancho sabían nadar, y estaban a punto de ahogarse. Verdaderamente me preocupe por ellos, no quería que esta magnifica historia terminara con una muerte tan fea. Los marineros los rescataron nuevamente, pero al rato, se bajaron ambos Don Quijote y Sancho de la barca un tanto molestos. Don Quijote, exasperado, decía que ese tipo de hasañas estaba destinada para otros caballeros. No supe lo que sucedió en ese "barco encantado" solo supe que el día no terminaba aún y que debía seguir caminando.
Empezamos a caminar y Don Quijote pasó todo el resto del día hablando de su queridisima Dulcinea. Pasamos la noche bajo las estrellas. Al día siguiente desde bien temprano empezamos a caminar. Jamás pensé que el tanto caminar me llevaría al lugar en donde me enteraría de la peor noticia del mundo. Mientras caminabamos nos encontramos a un Duque y a una Duquesa. Yo desde una posicion comoda logré escuchar con perfección la conversación que establecieron. Don Quijote les empezó a comentar sobre quién era él. En eso, como si me hubieran lanzado una bomba en el corazón ellos le contestaron que ya conocían su historia porque habían leído la primera parte del su historia. Eso quería decir que alguien más ya había publicado la historia de Don Quijote. Mi sueño se hizo pedazos. Me encontraba anonadada, no podía creer lo que mis oidos escuchaban. Prontamente empezaron a recorrer silenciosas lagrimas por mis ojos. Mi sueño, mi tiempo, mi todo se había desplomado por culpa de un sujeto desconocido que había escrito las historias del Quijote. No sabía ni que pensar ni que hacer, mi sueño se había acabado. No supe nada más de lo que sucedió con los Duques ni con Don Quijote, estaba demasiado triste.

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