sábado, 24 de septiembre de 2011

Capítulos 61, 62, 63, y 64

Después de tanto caminar, por fin logramos llegar a la hermosa ciudad de Zaragoza. El mar, hermoso como siempre, se veía a lo lejos. Al llegar a la ciudad, en el camino nos topamos con un hombre, según escuche llamado Antonio, fue muy amable y invitó al hidalgo y a Sancho a su casa. A mi me asombra ver la facilidad con la que Don Quijote conoce y habla con tanta gente, es impresionante la cantidad de personas que hemos conocido en este largo trayecto.
Don Quijote y Sancho efectivamente fueron a la casa de Don Antonio. Aquí pues claramente yo no estaba autorizada a entrar, por lo que me quede en una posada justo al lado le la casa de Don Antonio. Desde mi ventana podía con facilidad vigilar la entrada y salida de personas de la casa. Un día salieron a caminar, por lo que decidí seguirlos. Don Antonio y Sancho decidieron hacerle una broma inocente a Don Quijote y le pusieron un cartel en la espalda que indicaba que el era El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Don Quijote al ver que todos le conocían, se puso mas contento que un niño recibiendo un regalo de navidad, y pensó que todos lo conocían por sus grandiosas hazañas de caballero. Me pareció muy gracioso en realidad y una broma bastante ingeniosa, la cual a pesar de ser una broma, no le estaba causando ningun daño a Don Quijote. En la noche, Don Antonio organizó un baile. En este baile sacaron a mover el esqueleto a Don Quijote dos muchachas, desde la posición en la que me encontraba no les pude observar bien el rostro. Don Quijote brincaba y bailoteaba, pero hubo un momento en que se puso molesto, no logre entender el porque, supongo que tuvo que ver algo con su "hermosisíma"Dulcinea. Al dia siguiente , los caballeros no salieron de la casa. No pude saber que estaba ocurriendo, sin embargo espere pacientemente nada malo les estuviera ocurriendo. Agotada de observar por la ventana, salí de la posada y justo en ese momento, salieron Don Quijote y Sancho. Empezaron a caminar, y llegamos a una imprenta. Entramos a la imprenta, y yo muy discimuladamente me puse a observar los libros mientras escuchaba lo que Don Quijote decía. En aquella imprente tenían posesión de la basura de la falsa segunda parte de la historia del Quijote. Don Quijote se puso a insultar la escritura de ese libro, diciendo que era un libro lleno de falsedades donde no se contaba ni un poquito su verdadera historia.
Al día siguiente partimos nos dirigimos hacía unas galeras. En eso, llego un barco, el cual aprisionaron. Estuvieron a punto de matar al capitan de aquel bote, hasta que se dieron por enterados que era una mujer. No entendí porque le iban a dar una oportunidad de que explicase la situación por el simple hecho de ser mujer. La mujer empezó a explicar la situación y a declarar ante el virrey los hechos, explicando el porque era inocente. El virrey terminó declarandola inocente. No le preste mucho oido a las palabras que decían, no me importaban, me importaba mas lo que realmente sucedía con Don Quijote.
Al día siguiente ocurrió algo verdaderamente peculiar. Yo me puse a seguir a don Quijote por la playa y en eso apareció un caballero, que se hizo llamar como el Caballero de La Blanca Luna. Eso en serio no me lo esperaba, yo pensaba que el único loco que creía en las caballerías era Don Quijote. En eso, se pusieron a pelear porque tal caballero dijo que su mujer era mas bella que Dulcinea. Don Quijote se puso colorado como un tomate del odio, y hizo un trato con el tal caballero. El trato consistió en si Don Quijote si perdía debía practicamente renunciar a la caballería y si el otro caballero perdía debía otorgarle a don Quijote todas sus armas y además Don Quijote debía decidir si matarlo o no. Me preocupe mucho porque no quería que nada malo sucediera.
Tristemente ocurrio lo que yo no quería que ocurriera. Don Quijote perdió la justa. No podia ser posible. Las aventuras de Don Quijote no podían terminar tan rápido. Don Quijote dijo que el cumpliria su palabra. Unas lagrimas calleron de mi rostro, la aventura simplemente no podía terminar así. No aguante más, y me marché esperando que el tiempo volviera, o que algo sucediera, no estaba lista para que terminara la aventura, no quería que terminara. A pesar de lo fisicamente cansada que me sentía, no quería que la aventura terminara. Me marché sin saber que sucedería después, simplemente esperaba que ocurriera un milagro.

1 comentario:

  1. Glori, tu trabajo continúa teniendo el encanto de los primeros días, siempre compenetrada con el personaje y entendiendo la profundidad del sentimiento. Me encanta

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