viernes, 30 de septiembre de 2011

Capítulos 65, 66 y 67

Pensé que nada sería igual, que todo se había visto arruinado, por algo que en realidad no tenía sentido. ¿Como podía existir otro caballero el cual quisiera que Don Quijote regresase a su casa? No había explicación alguna, o tal ves si la había. Me puse a pensar en que lo sucedido fue demasiado extraño y que debía haber una explicación detrás de todo. Decidí utilizar mis preciadas habilidades de periodista e investigadora. Me dirigí al pueblo, a ver si había señal alguna del tal caballero. Después de escuchar, chismorrear y meterme en cosas que en realidad no me incumbían, me termine dando cuenta de la más terrible atrocidad que alguien hubiera podido cometer. ¡Don Quijote había sido engañado! No podía creerlo. Según logre entender, el Bachiller Sansón Carrasco, hombre originario de mi pueblo, había sido el culpable del fin de Don Quijote de la Mancha. Buscando restablecer el sano juicio en el hidalgo, ideó al Caballero de la Blanca Luna y pués todo su plan. No se si lograran hacer que Don Quijote recobre su sano juicio, lo que si se es que había logrado hacer que Don Quijote volviera a su casa y que dejara tristemente a un lado la vida caballeresca.
Cuando estaba a punto de partir hacía el pueblo de la Mancha, me encontré a Don Quijote y a Sancho, colocando las armas de Don Quijote sobre el asno de Sancho y él subiéndose en Rocinante a punto de partir. Decidí que sería lindo seguirlos por una última vez y escucharlos hablar ridiculeces por una última vez. Empezamos el camino. Era un camino bastante tranquilo. Me reía al escuchar a Don Quijote regañar por tonterías a Sancho. Mientras íbamos caminando, nos encontramos Tosilos, el que iba a ser el que combatiría con Don Quijote cuando estábamos en la casa de los Duques. Fue un hombre muy amable y les ofreció comida. Sancho claramente no se negó debido a que es un glotón, pero me dio tristeza ver a Don Quijote negarse a la comida. Tanta era su depresión y tristeza que se negaba a comer. Era triste ver a un hombre tan dispuesto como el, tan caído y triste.
Después de estar un ratote con Tosilos partimos. En el camino nos encontramos un montón de pastores. Me alegro tanto escuchar la voz de Don Quijote y oírlo decir que deberían el y Sancho convertirse en pastores mientras pasaba el año de castigo. Me encantó pensar en que don Quijote aun tenía ese espíritu caballeresco, que aún en el seguían vivas esas voluntades de ayudar a los demás. No se que pasaría después, solo se que a pesar de estar en un momento tan triste, en el retiro de Don Quijote, escuchar cosas como esas avivaban mi corazón y me hacían pensar en que aun existe la posibilidad de que las aventuras de Don Quijote no se acabasen tan pronto. El milagro por el cual había pedido al parecer se me estaba concediendo.

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