sábado, 22 de octubre de 2011

Capítulos 68, 69, 70 y 71

El haberme reencontrado con Don Quijote me hizo sentir feliz, y el ver que aun seguía siendo el mismo hombrecillo loco de siempre me alegro aún más. Nos encontrábamos reposando, Don Quijote miraba al cielo, Sancho se rascaba la barriga y yo los observaba mientras comía una manzana. Pronto todos nos quedamos dormidos, y en eso, en medio de la noche Don Quijote despertó (claramente cuando eso sucede todos nos despertamos por culpa suya). Don Quijote le recordó a Sancho que debía darse los azotes para lograr el desencantamiento de su "amadísima" Dulcinea. Sin embargo, Sancho le contestó por milésima vez que no se azotaría, que no era necesario y que además no quería lastimarse. Después de esto, todos nos quedamos dormidos nuevamente, hasta que en eso un tremendo estruendo nos despertó. De la nada un montón de puercos empezaron a pasar por encima de Sancho y de Don Quijote. Por alguna extraña razón Don Quijote estaba estallado de la risa, y le decía a Sancho que esa era la lección por no haberse dado los azotes (lo cual en realidad me pareció un tanto tonto debido a que los puercos también le habían pasado por encima a Don Quijote). Después de esto, nos volvimos a quedar dormidos y hasta la mañana fuimos despertados por algo que en realidad no esperaba. Un grupo de caballeros armados vieron a Don Quijote y a Sancho y los despertaron. Yo escuche ruido y me desperté también. Eran unos caballeros armados, y le dijeron a Don Quijote y a Sancho que debían ir con ellos; y así fue. Nos fuimos con ellos, y no puedo haber ocurrido algo peor en el mundo, nos llevaron a una casa de terror, nos llevaron a un lugar indeseable y horrible, nos llevaron a la casa de los duques.
Llegamos a ese lugar que en serio detesto con todo mi corazón y sabía que todo esto tenía una explicación, jugarle una broma o a Sancho o a Don Quijote. Y el "afortunado" ganador de la broma fue nada más que el pobre de Sancho. Le dijeron a Sancho que debía someterse a unos alfilerazos y a golpes y a unos pellizcos para desencantar a Altisidora. En serio me molesta mucho que le hagan eso al pobre de Sancho, y me pregunto ¿que tendrá de gracioso ver sufrir y ser lastimado a alguien? No lo sé. Sancho se sometió a los golpes y a los pellizcos, pero no permitió los agujonasos. El zopenco de Don Quijote le dijo a Sancho que el se encontraba anonadado de la capacidad que el tenía para desencantar, y a su vez le dijo que debía recordar los azotes para desencantar a Dulcinea y Sancho molestó le dijo que no se los daría.
Se hizo de noche, y me las tuve que arreglar para poder dormir en la casa de los Duques. Me puse de acuerdo con una de las mucamas y ella me ayudó a entrar. Al parecer los Duques no se cansaron con la broma de Sancho, si no que quisieron hacerle una última broma a Don Quijote por medio de Altisidora. Esta le empezó a decir a Don Quijote que era feo y que ella nunca lo amo y cosas así. Don Quijote gracias a Dios después de esto no dudo en marcharse, y nos fuimos de ese horroroso lugar.
Nos fuimos y emprendimos nuevamente nuestro camino. En eso, don Quijote le hizo una propuesta a Sancho: que por cada azote que este se diera, Don Quijote le pagaría. El codicioso de Sancho aceptó por el hecho de que ganaría dinero. Pero en realidad solo fue un grandísimo tramposo, porque al cabo de un rato de realmente haberse estado dando azotes, le dolía mucho, pero él no estaba dispuesto a no ganar mas dinero, por lo que le empezó a pegar a un árbol. De vez en cuando hacía uno que otro gemido para que Don Quijote creyera que realmente se estaba pegando. ¡Que bárbaro más mentiroso! Sin embargo debo confesar que fue una mentira algo graciosa.

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